domingo, 29 de noviembre de 2015

Urgenciólogo de familia

Soy Médico de Familia, aunque ahora ejerzo de urgenciólogo en el SHU (la puerta de urgencias) de un pueblo costero grandecito, 67385 habitantes en 2014. Eso censados, porque en en verano la población llega casi a duplicarse por los veraneantes que llegan de núcleos aledaños y de otras provincias.

Es algo obvio que el burnout (estar más quemado que la pipa de un indio en román paladino) es más frecuente en este tipo de localidades, donde el tiempo disponible para una buena praxis médica en consulta disminuye conforme aumenta el número de urgencias/pseudourgencias, avisos y demás en los centros de salud.
Entiéndase pseudourgencias como aquella demanda que el paciente considera que debe ser atendida ipso facto pero que no supone ninguna amenaza vital, como patología de larga evolución que no mejora o que se le ha terminado la medicación crónica y no ha renovado a tiempo.
Me he formado en un centro de salud y sé lo que es terminar la mañana con sensación de haber sido atropellado por una marabunta humana.
Tal vez esa sea la diferencia, que como residente estaba "obligado a hacer las cosas bien", como en teoría deberían hacerse; aún con ilusión por hacer lo correcto; sin el burnout de algunos adjuntos.

Como residente pensaba en las salidas laborales que tiene esta preciosa especialidad: tener mi consulta en AP, DCCU/061/dispositivo de apoyo, urgencias hospitalarias... y cuando escuchaba hablar de una futura especialidad en urgencias pensaba que me estaban arrebatando parte de ese abanico de posibilidades. Ahora que soy adjunto, y con esta -corta- experiencia como médico adulto, veo matices que antes se me escapaban:

El médico de familia está pensado para tener un cupo de pacientes, sus pacientes, sus familias. La palabra clave es seguimiento; y urgencias y seguimiento son dos palabras que no casan muy bien.

Personalmente no puedo evitar pensar en los pacientes que asisto con esta mentalidad, como un todo y no sólo como la suma de sus partes. Me preocupo porque tengan un seguimiento posterior y a todos les reseño la coletilla

"Y le lleva este informe a su médico para que sepa que ha estado aquí, lo revise y sepa lo que está tomando"
Me duele y, sinceramente, me molesta cuando por esa desidia y ese burnout son derivados a urgencias sin la más mínima dosis previa de relación interpersonal. Me sorprende para bien y para mal a la vez si me dicen "Usted me ha mirado y me ha hecho más cosas que mi médico"

En una de mis últimas guardias sin ir más lejos me asignan una paciente con diabetes tipo 2 que acude a su centro de salud por hiperglucemia de 3 días y que inmediatamente es derivada a urgencias del hospital sin siquiera una nueva glucemia capilar (en el informe adjuntaban las cifras del domicilio)

"- ... Y su médico ¿le ha puesto ahora insulina O ALGO?
 - No, me ha mandado aquí para controlarme"

Cómo pelear contra esto. Podría plantarme en el centro de salud e intentar hablar con este buen hombre para ver qué demonios le ocurrió por el camino para llegar a trabajar así, pero creo que ni así se arreglarían las cosas.
Me muero un poco por dentro cada vez que un paciente es tan mal tratado por el personal que en teoría debería cuidar de su salud y se me caería la cara de vergüenza si fuese al revés.


Espero no perder nunca la ilusión que tengo actualmente y seguir tratando a los pacientes como se merecen, evitándoles viajes innecesarios a otros servicios y ahorrándoles malestar.