miércoles, 27 de mayo de 2015

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad




Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Frase lapidaria sobre la que se cimientan casi todos los superhéroes, atribuida a los comienzos de Spiderman.

Hay por la red una foto que dice "... el médico no es médico en las reuniones familiares". Craso error. El personal sanitario, incluyendo enfermería, celadores y demás, NUNCA deja de ser lo que es. ¿Es que por estar en la calle paseando voy a dejar de tener conocimientos sobre el cuerpo humano? ¿Es que por no llevar la bata puesta no debo ayudar a quien lo necesita?
Un médico siempre será un médico. Derivador, urgenciólogo, recetador, más o menos amigable... pero siempre médico.

La residencia es una lotería. O tienes suerte y te preparas/preparan de lujo en todos los aspectos, o te toca el palito corto y tienes que buscarte la formación por tu cuenta. Estoy haciendo un Experto Universitario en soporte vital y politrauma, y allá donde miro no dejo de ver potenciales desastres en los que yo sería el responsable de la primera asistencia. Y me pregunto "¿lo haré bien cuando se traten de hechos reales y no de maniquíes que no se mueven ni se quejan?"

Ayer tuve un sueño desagradable que para muchos habría sido una pesadilla horrible. Pasaba con el coche al lado de un accidente de tren. Habían llegado ya los equipos de emergencia y estaban casi todos los pacientes atendidos. Pero yo tenía una desazón enorme en el pecho. Ese nudo que te impide seguir y que me obligaba a bajarme del coche y preguntar si necesitaban otro par de manos. Al bajarme y acercarme al último vagón del tren había unos 5 o 6 niños de distintas edades y empecé a triar, palabra que me encanta. El primero era un bebé de pocos meses de edad. Parecía dormido, pero al estimularle la planta del pie rompía a llorar y se mantenía despierto. Me tranquilicé un poco y pude respirar. Fui pasando por el resto de los niños, cada uno mayor que el anterior, y comprobando que ninguno corría peligro. Volví al bebé para tranquilizar a los padres y les dije que no había que preocuparse y que enseguida tendrían más ayuda.

En ese momento desperté.

Es angustioso y nada agradable verte inmerso en esos berenjenales. Pero más angustia debe sentir quien no sabe del tema. Por eso un médico nunca deja de ser médico. Debemos estar en continua formación y nunca decir "eso no me va a pasar a mí".
Paseando por el campo puede caerse un amigo y fracturarse una pierna. Caminando por la calle podemos ver cómo un anciano se lleva la mano al pecho y se desploma.
Estaremos más o menos solos, con mejor o peor recuerdo de la última vez que asistimos a un taller de RCP, pero no podemos dejar de lado la carga que llevamos.